Entre los años 1927 a 1935 vivió en la Residencia de Estudiantes, donde conoció a Federico García Lorca.
En los años cincuenta se integra en la estética del compromiso. Junto a Eugenio de Nora y Blas de Otero, defiende la idea de una poesía no elitista, al servicio de las mayorías:
"La poesía no es un fin en sí. La poesía es un instrumento, entre otros, para transformar el mundo. No busca una posteridad de admiradores. Busca un porvenir en el que, consumada, dejará de ser lo que hoy es."
Poema de Gabriel Celaya cantado por Paco Ibáñez:
La poesía es un arma cargada de futuro
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